lunes, 20 de abril de 2020

EL MONUMENTO A SALTERAS



                      Por Antonio González Polvillo.


Hoy es 18 de abril de 2020, Día Internacional de Monumentos y Sitios. Es un buen día, de obligado confinamiento, para hablar del tristemente inacabado MONUMENTO A SALTERAS, mal llamado Monumento a Felipe II, que se erigió en esta localidad en 2004, bajo el gobierno de coalición PSOE-PP. 



Cuando en 2003 me llegó la noticia de que el nuevo consistorio municipal pensaba hacer en ese lugar una rotonda con una farola y unas tinajas, pensé que eso era demasiado vulgar; aunque, eso sí,  al menos no llevaría un pobre olivo -no hay mayor condena a un olivo aljarafeño que confinarlo en una horrible rotonda, luego se han puesto en sitios aún más horribles-. El lugar era simbólico, se trata del kilómetro cero y, al mismo tiempo, el último en la relación entre Sevilla y Salteras, de la que esta es "guarda y collación" desde el tiempo de Juan II de Castilla (1405-1454). Es el punto de partida de Salteras en dirección al camino real de Sevilla, por Caño Ronco, pero también el último, el de llegada por el "Camino Viejo de Sevilla" al pueblo. De ahí ese ensanche formado al desembocar el camino en las primeras casas del pueblo. 


Domingo, 11 de octubre de 1925. La Hermandad de Nuestra Señora de la Oliva, acompañada de la Banda de Nuestra Señora de la Oliva, se dirige por el Camino Viejo de Sevilla hacia la Hacienda de Torrijos para participar en la romería del Cristo de Torrijos, al fondo la mole de la iglesia parroquial de Santa María de la Oliva de Salteras.


A pesar de ello, el camino seguía, pues se convertía en el camino real (real aquí toma el sentido más o menos de público) a Olivares que cruzaba el pueblo por la actual calle real, salía al cordel de las carboneras y continuaba hasta la población vecina. Esta llegada a Salteras se determinaba con la llamada "Cruz del Lava", es decir, una cruz de humilladero (de humillarse, de bajarse de la cabalgadura o del carruaje); Cruz del Lava[dero] público que estaba justo al lado y que surtía de agua el "Pozo del Concejo", es decir, el pozo público que luego se convertiría en fuente, la Fuente del Concejo o Fuente de Nuestra Señora de la Oliva, por el azulejo dedicado a la patrona de Salteras que la presidió. Por eso a este lugar se le conocía -antes porque ya nadie lo llama así- como El Lava o, visto desde arriba, el lugar más centrico del pueblo, "Abajo el Lava".

Foto de 2 de febrero de 1954. Podemos ver este lugar absolutamente nevado. El suelo aún no está adoquinado, es de tierra, y por el centro pasa un arroyo. En la parte central, algo a la derecha, podemos ver la Fuente del Concejo y a su lado la Cruz del Humilladero del Lava. A la izquierda el molino que en el siglo XVIII perteneció al conde de Vallehermoso. La casa a la derecha de la Cruz del Lava fue una Venta, un buen lugar para ello pues era el punto de llegada en el que se humillaba el viajero que llegaba a Salteras, allí se expedían comidas, alojamiento y cuadra para los animales.

Este punto cero y último del viejo camino de Sevilla me pareció ideal para erigir una representación antropomórfica de Salteras que saludara, diera la despedida o el recibimiento, a todo viajero que saliera o llegara a Salteras.
La fuente que me inspiró para proponer este monumento fue el famoso, y rarísimo, libro de Juan de Malara, Recebimiento qve hizo la mvy noble y muy leal ciudad de Seuilla, a la C.R. M. del Rey D. Philipe, N. S. va todo figurado, con vna breve descripcion de la ciudad y su tierra. Compuesto por ..... Sevilla: Alonso Escriuano, 1570.






Portada del famoso libro. Edición facsimil del siglo XIX, también rara, de mi biblioteca de temas aljarafeños.



El libro, firmado por el gran humanista Juan de Mal Lara, trata entre otras cosas de la descripción de los adornos que se dispusieron en Sevilla para recibir al rey Felipe II, en su única visita a la ciudad más importante de la Monarquía Hispánica en esos momentos, que tuvo lugar en mayo de 1570. El rey, tras la rebelión de los moriscos de Granada, la conocida como la rebelión de las Alpujarras, había acudido en 1569 a Córdoba en la que se habían celebrado Cortes, de ahí que Sevilla solicitara su visita a la ciudad. 
El monarca llegó por el río para entrar en la ciudad por la Puerta de Goles, que desde ese momento se llamaría Puerta Real. Sevilla le debía mucho al río: "pues gran parte de la grandeza y crescimiento auía venido a la ciudad de el río, era justo que por el mesmo se celebrasse la entrada de su Rey inuíctissimo". 

                        Representación antropomórfica del río Betis, el Guadalquivir.

El rey vino en barca desde La Rinconada. Algo más adelante, afirma Mal Lara: "descubriose luego a su Magestad el cerro de Sancta Brígida con toda aquella verde montaña que va hasta adelante de Gelues, por donde se da principio el Axarafe mostrando vn paño hermosissimo de verduras con sus estendidos prados y casas blancas". Así vio Felipe II por primera vez, y de primera mano, el Aljarafe. 

El Cerro de Santa Brígida (Camas). En la cumbre existió la Ermita de Santa Brígida que tuvo una romería famosísima, sobre todo en Triana.


Detalle de un grabado del siglo XVI. Al fondo a la derecha el Cerro de Santa Brígida. A la izquierda San Juan de Aznalfarache, la antigua ciudad romana de Ivlia Constantia Osset. A la derecha en el centro, Camas y más abajo Triana. En el centro el río Guadalquivir.



                        Pedro Pablo Rubens, Felipe II a caballo. Museo del Prado



El rey desembarcó en la Cartuja de Santa María de las Cuevas, allí volvió a ver el Aljarafe. Así cuando Mal Lara describe el campo de Tablada: "lugar tan estendido que es el campo de Tablada, y por aquella parte yrse cortando con el poderoso crescimiento de Guadalquiuir, a vista de la sierra fertilissima, y partes del Axarafe, que desde la buelta de Merlina, hasta la hermita de Sancta Brigida se va estendiendo, vista a la abundancia de los diuersos ganados, que allí entran". 


Felipe II ha desembarcado. Va escoltado de las milicias o guardas de a pie, maceros, el alferez mayor, don Juan Gutiérrez Tello, Felipe y su sobrino Rodolfo, el cardenal y el otro sobrino Ernesto.

La ciudad levantó una decoración efímera espectacular. Entre los arcos triunfales que pusieron para honrar el paso del monarca, estaba el siguiente:



Vemos que el arco triunfal está dedicado por el S.P.Q.H., es decir, el Senatus Populusque Hispalensis, la ciudad de Sevilla. Vemos también figuras antropomorfas representando la Religión y la Justicia, así como a San Fernando y a los obispos sevillanos, San Isidoro y San Leandro. En la parte inferior están representadas la Victoria, seguramente aludiendo a la victoria de Felipe II en la rebelión de los moriscos granadinos, y a Sevilla. En efecto, en el vano adintelado inferior derecha observamos a una figura femenina que, tal como indica el rótulo, representa a Sevilla. Fue muy común en el mundo clásico representar ciudades, ríos (ya hemos visto la representación en el libro de Mal Lara del río Guadalquivir) y otros conceptos más o menos abstractos con figuras antropomorfas. Por ejemplo a Hispania:

Aureo del emperador Adriano. En el reverso se representa a Hispania en forma de mujer recostada con una rama de olivo en la mano derecha y un conejo a los pies (recordemos que Iberia significa país o isla de conejos).

O, también, la propia Roma:


Denario de la República romana. Presenta en el anverso la cabeza de Roma galeada.

Como vemos, tanto Hispania como Roma son nombres femeninos de ahí que estén representadas por figuras de mujer. En el caso del arco triunfal que nos ocupa, observamos a Sevilla, nombre femenino, también representada simbólicamente por la figura de una mujer. 



Así la describía Juan de Mal Lara:

"Seuilla pues como humilde sierua de su Rey, que a ella venía, se le presentaua en la forma que diremos aora, porque estaua en habito de vna Matrona honestissima, la ropa que le cubría el cuerpo todo, era de vn Tornasol azul claro, y vn bolante ceñido como manto amarillo claro, escurescido en roxo. Estauan las ropas labradas ricamente, con el calçado honesto. Toda su composición modesta, la cabeça torreada, los cabellos apretados con vn Tafetan verde, con girasol encarnado, en la mano yzquierda la torre de la yglesia mayor desta ciudad, por ser todo su cuydado la religión y en los Pechos vn joyel donde parescía el retrato de nuestra señora del Antigua que es la más antigua deuoción de nuestra señora .... Seuilla demás desto mostraua sus pechos abiertos y el Coraçón partido y en ambas partes del el nombre de PHILIPPVS con letras de oro, señalando a él con la mano derecha...". 


Los organizadores de la visita, decidieron que para vestir la muralla, "diose en proponer a la vista de su M. los lugares, y villas de la tierra y jurisdicción de Seuilla". Es decir, allí se pusieron representaciones pictóricas antropomorfas de los lugares y villas del reino de Sevilla cuya jurisdicción era realenga, de ahí que no estén todas, pues aquellas villas que dependían de señorío jurisdiccional no fueron incluidas. Se dividieron en cuatro partidas: Aljarafe; la Sierra de Constantina; la Sierra de Aroche y la Campiña o Banda Morisca. En la partida del Axarafe entraron: Coria, Puebla del Río, Aznalcázar, Pilas, Hinojos, Huevar, Escacena, Paterna, Manzanilla, Castilleja del Campo, Aznalcóllar, Gerena, El Garrobo, Alcalá del Río, Burguillos, La Rinconada, Palomares, Tomares, Valencina, Bollullos, Bormujos, Espartinas, Camas, Sanlúcar la Mayor, Salteras y Benacazón. 
Como vemos, aquí no están Albaida, Gines, Gelves, Olivares, Santiponce, Villanueva del Ariscal, Castilleja de la Cuesta, Castilleja de Guzmán, Umbrete, Mairena del Aljarafe, Almensilla y Villamanrique que no eran de jurisdicción realenga. 



Las imágenes de las villas del Aljarafe se dispusieron en la parte del río:

 "pintadas, yuan dos en forma de muger y la tercera en forma de hombre para más hermosa muestra, eran de muy buena mano, bien coloridas.... Trabajose en la variedad de las figuras y colores por parte de los pintores, y de la mía en las razones y palabras varias. Todas eran de vn tamaño sobre sus pedestales, con ygual distancia vnas de otras, que parescían auer llegado entonces al recebimiento, y puestas por orden ofrescen a su Magestad graciosamente, lo que Dios fue seruido de darles en sus tierras, para todo lo que ha menester y dessea el hombre, que ciertamente es tan grande la abundancia, grossura y fertilidad de todas ellas, que aun la mas pequeña tiene, que poder ofrescer a su Magestad, para ser admitidos con gusto, según se verá en su declaración y assí su Magestad las yua mirando benignamente". 








                             



Como vemos se dispusieron en figura de hombre o mujer según fuesen los topónimos masculinos o femeninos. Así, por ejemplo, Valencina como es femenino se dispone en forma de mujer, en este caso de "cogedera", es decir, cogedora de aceitunas pues, en esa época, casi toda la aceituna, de molino destinada a extraer aceite, se cogía por mujeres. Mal Lara la describía así: "Valencina. Vna muger aldeana en habito de cogedera, con vna vasquiña azul y ropa colorada, en la mano yzquierda vna cesta de Azeytunas, con vn delantal blanco y vnos pollos, segun dize el cantar es del Axarafe". Sin embargo,  a Aznalcázar, segundo pueblo más poblado del Aljarafe en el siglo XVI, tras Sanlúcar la Mayor, el tercero sería Salteras, se configura como un hombre: "Haznalcaçar en habito de hombre con vn sayo amarillo, la ropa de encima morada, sobre la cabeça vnos muros, en la mano yzquierda vna fuente rustica, que sale de vna peña y a los pies vn río (llamado Guadiamar) con vna puente. Tiene vna cerca antigua, por donde se vee lo que solía ser". En efecto, Aznalcázar tuvo muralla porque fue una importante ciudad romana, Olontigi, y luego tuvo gran importancia en época musulmana. También se representa como una mujer a Sanlúcar la Mayor, de la que dice Mal Lara: "Está pintada como muger hermosa, la vasquiña morada, la ropa azul, en la mano derecha, tiene vn ramo de Oliua, y en la yzquierda el retablo donde esta sant Estacio a pie, hincado de rodillas delante del cieruo que trae el Crucifixo entre los cuernos, y el Cauallo y Lebrel..... Tiene la figura mas, vna guirnalda con torres, a sus pies vn Toro, vn vaso de azeyte, y vna media arroba". Con la guirnalda con torre se alude a sus murallas de época árabe y es clara la referencia a la producción de aceite -Sanlúcar se llamará también Sanlúcar del Alpechín-.

La representación de Salteras.

A Salteras, por la condición de su topónimo, también le corresponde la representación en forma de mujer. 




Así la describe el célebre humanista: 

"Estaua enfrente Salteras, vna muger con vna Vasquiña morada, la ropa amarilla y vn plato de vuas". 

Curiosamente, será en la representación de Salteras cuando Mal Lara aluda al significado, también simbólico, tanto del género como de los colores de las figuras que describe. Así dice:

"las colores todas de las figuras, declaran también los frutos y tierra que tiene, porque se tuuo atención, a que fuesse todo ygual y corresponde la figura al lugar, la ropa al fruto, el color a la calidad, el sexo a su efecto, la postura a su obra, el color a la superficie, y las palabras a todo". 

Por lo tanto, Salteras es un mujer porque femenino es su topónimo, una bella, hermosa y elegante matrona clásica que lleva una basquiña morada porque tal como dice "la ropa al fruto", tenía como una de sus principales riquezas el olivar, la aceituna de molino, de ahí el color morado de su basquiña. Por otro lado, el humanista afirma que la ropa era amarilla, en alusión a otra de sus grandes riquezas: la vid, que produce el maravilloso caldo amarillo dorado, el vino de Salteras que tenía fama en la comarca y en Sevilla. No dice nada del color del manto pero a buen seguro que era azul.
Debajo de la imagen se desarrollaban unos versos latinos, era como si Salteras estuviese hablando al rey Felipe II:

Hispalis et virides colles, et Baetios vndae
aduentu exultant clare Philippe tuo.
Laetitiae Bacchus dator, et Tritonia Pallas
Ex hilarant agros tempus in omne tibi.

También se explanaba su traducción a lengua romance:

"Los verdes collados de Seuilla, y las aguas de Betis se regozijan, o claro Philipe, con tu venida. Baco dador de alegría, y Palas Tritonia, alegran los campos en todo tiempo y para su seruicio".

Asimismo, se dispusieron versos en romance:

Seuilla y su gran ribera, 
Se alegran con tu venida,
L'alegria esta esparzida
Gran señor por donde quiera,
Nunca tal cosa fue oyda.

Palas tomo con Lyeo 
Del regozijo el cuydado
Y tienen tan lleno el prado,
D'alegría, que no veo,
Quien no este regozijado.

Como vemos, los versos aluden a los dos frutos principales que Salteras ofrece a la Monarquía Hispánica, al rey Felipe II, el señor más poderoso de su tiempo: olivos y viñas; aceite y vino. Palas Atenea y Baco, los dioses que representan esos frutos, hablan por Salteras. Palas, los olivos, alegra los campos con sus hojas verdes y plateadas y sus moradas aceitunas preñadas de aceite, mientras que Baco, la viña, el vino, es "dador de alegría"; un Baco que es citado en el verso con su atributo de Lieo, "el que desata" y libera de las preocupaciones, tal como lo representó el gran sevillano Diego Velázquez en su obra: ofreciendo el invento del vino a los hombres para alegrarles la vida.

Fábrica de Ramos Rejano (Triana, h. 1920), El Triunfo de Baco de Diego Velázquez.

Por consiguiente, parece evidente que nada ni nadie puede representar mejor a Salteras, en su pasado, en su presente y en su futuro, que esta bella imagen de mujer, porque mujer es Salteras, que debía ofrecer, en el lugar en el que se humillan, en el que se apean los viajeros que llegan a Salteras, lo más valioso que tiene: las singulares riquezas que emanan de su tierra. 
En 2004 propuse, por supuesto desinteresadamente, a los responsables municipales este proyecto con el que estuvieron de acuerdo. Con un amigo de entonces consensuamos un dibujo en base a Mal Lara y a la tradición clásica: 


El Monumento a Salteras, del que inexplicablemente solo se hizo lo menos importante, su "peana", consta de basamento y dos columnas de mármol, diseñadas en origen de orden corintio pero que finalmente fueron jónicas, y que debían servir como base para la estatua en bronce de la mujer que representa a Salteras. Está inspirado en el Monumento a Colón de los Jardines de Murillo de Sevilla que diseñara el arquitecto Juan Talavera en 1917:






Ambas caras del basamento llevan una inscripción relativa a lo que Salteras expuso ante Felipe II en 1570 y lo descrito por Juan de Mal Lara en el libro que hemos venido glosando: 



El lapidario (un taller de la vecina Olivares) tuvo un error al grabar y duplicó la "u" de Bachus. Pese a mi advertencia así se quedó.








Como se puede observar el monumento está inconcluso. En castizo diríamos que está la "peana" pero le falta el "santo", lo cual es una gran horterada que, además, provoca la confusión de cuantos llegan a Salteras que, finalmente, terminan por creer que se trata de un monumento a un rey absoluto como fue Felipe II, un error que a veces proviene incluso de fuentes oficiales, véase internet. Falta la mujer que representa, con validez para el pasado, el presente y el futuro a Salteras, tal como los artistas del Renacimiento sevillano con un excelente criterio la diseñaron. Una representación simbólica de Salteras que no entra en conflicto con la religión, la política o cualquier otra forma de discrepancia social y, por tanto, representa y unifica a una sociedad histórica como la que conforman los habitantes que vivieron, viven y vivirán en la Salteras eterna. 
Se da un gran contrasentido. Salteras ofrecía al rey en 1570 lo más preciado de sus campos, ese plato de uvas que sostenía en sus manos. Hoy en Salteras no hay ninguna viña productiva, la riqueza de Salteras es el cobre, fundamental para la aleación con la que estaba proyectada la construcción de la figura: el bronce. ¡¡Grandísima paradoja!! 


Epílogo:

Desde aquel lejano ya 2004 muchos pueblos del entorno han dispuesto rotondas con símbolos más o menos adecuados de su pasado histórico y cultural. En 2019 el Ayuntamiento de Olivares aprobó la remodelación de la rotonda del cementerio con un símbolo alusivo a la donación de órganos y sangre, con un presupuesto de casi cuarenta mil euros. Ya antes había dispuesto la rotonda de entrada desde Sevilla con figuras relativas al Barroco. 



Sanlúcar la Mayor dispuso también una impresionante cuadriga de bronce en la rotonda de intersección entre las carreteras de Benacazón y Espartinas con la localidad, también con un presupuesto de cuarenta mil euros. Su intención era aludir al Lucus Solis, lugar de la antigüedad que supuestamente, pero erróneamente, se hallaba en Sanlúcar.



También Valencina dispuso mucho después rotondas con elementos alusivos a la cultura de la villa, el famoso ídolo placa y un dolmen:





O Camas que colocó la diosa Astarté del famoso bronce que el profesor Juan de Mata Carriazo compró en el mercadillo del Jueves, el Bronce Carriazo:


A partir aproximadamente de ese 2004, España entera se llenó de rotondas con monumentos alusivos a la población en la que se erigía. Inexplicablemente, el Monumento a Salteras, uno de los primeros proyectados, lleva esperando su conclusión desde hace la friolera de 16 años.